17 de diciembre de 2012

El tango y el peronismo



Hace unos años en una reunión familiar, una prima de mi Sra. Madre sostenía que para poder sentir el tango, el verdadero tango, para entenderlo, era necesario haber vivido en la época en la que está centrada su narrativa. Se refería a la época dorada del tango. A los 40. Le contesté que con ese criterio para disfrutar, por ejemplo, de la 1812 de Tchaikovsky no sólo había que ser ruso sino también haber peleado contra Napoleón, cosa que ni el mismo Piotr pudo hacer por problemas de agenda.
Digamos lo obvio: las expresiones artísticas trascienden a su tiempo y evolucionan por sí mismas. Podrán evolucionar al gusto de uno o no. Se podrá discutir si evolucionan para mejor o no. Pero lo hacen. Evolucionan. Se transforman e incluso pueden desaparecer.
El tango evolucionó. Y si de tango hablamos, digamos que, por ejemplo, podrá gustar o no Piazzola pero discutir si es o no tango me parece una gilada. Es una rama evolutiva del tango. Y si molesta llamarlo tango, llamenlo tongo, que importa. Lo que importa es que Piazzola y, generalizando rápido, el llamado tango nuevo son evoluciones del tango. Eso.

Más tarde, hace otros años, en ocasión de salir de milonga en remera, jean y zapatillas, mi tío milonguero me pregunta ¿así vas a bailar? Y sí tío, voy a La Viruta ¿cómo querés que vaya?
Para mi tío el tango no se baila vestido de cualquier manera. No señor. Hay que estar bien vestido. Mi tío es de esos que van con saco y se lo ponen para salir a la pista por más que se ase.
Convengamos que la vestimenta es un aspecto secundario del baile. Al que le guste bailar con sombrero, traje y zapatos, bien por él. A la que le guste con pollera, medias de red y rodete, bien por ella. Pero vestirse bien no implica bailar bien. Ni mal. Ni nada. No implica nada porque no tiene nada que ver. Como decía Pepito Avellaneda: vos bailá. Y agrego, hacelo con lo te quede cómodo.

Me gustan estas dos anedas personales.
Una sobre el tiempo.
Otra sobre las formas. 

Abajo están las letras de dos tangos de los 40.
En uno se busca el tango de ayer. En 1945.
En el otro se dice que con cuello o pañuelo lo mismo es gotán. En 1942.

En los 40 ya había nostálgicos del tango de ayer. 
En los 40 ya había detractores que decían que así no era tango.

Y Castillo les contestaba que:
El tango es el tango
si tiene milonga
no importa que sea
de ayer o de hoy.



Menta y cedrón (1945)

Letra: Armando Tagini
Música: Oscar Arona
(YouTube)

La noche amiga me trajo al centro
en este inquieto peregrinar,
detrás del tango que nunca encuentro,
del que otros días supe bailar...
Aquél del patio con el aljibe,
cancel de hierro, cordial portón,
que me brindaba, cuando era pibe,
su aroma criollo: menta y cedrón.

¡Yo busco el tango de ayer!...
¿Dónde estará?
¿En qué fuelles escondido?
¿Dónde, su ritmo sentido,
pulido y querido
que no he de olvidar?
¡Dónde están, bailes de antaño,
en los que bajo las parras,
cien acordes de guitarras
nos hicieron vivir y soñar!...

Yo escucho el tango del tiempo mío
tras de las tapias que ya no están,
y evoco el barrio con sus baldíos...
y aquellos cielos de celofán...
Y cruzo el patio de las magnolias,
y se me prenden al corazón
el fiel recuerdo de aquella novia,
y aquel perfume: menta y cedrón...

Nostalgias del corazón.
¡Magnolias, menta y cedrón!





El tango es el tango (1942)

Letra: J. Iglesias
Música: A. Gatti
(YouTube)

Peinando plata en el jopo
hablas del tango malevo.
Como diciendo que el nuevo
pa vos no vale un piropo.
Y yo porteño de ahora
de acuerdo a mi sentimiento
voy a cantar como siento
al tango en mi corazón.

El tango es el tango
no hay vuelta que darle
con cuello o pañuelo
lo mismo es gotan.
El traje no dice
la estirpe del rango
ni el gesto guarango
pinta de arrabal.

El tango es el tango
por más que le pongan
ribetes compadres
o cintas de amor.
El tango es el tango
si tiene milonga
no importa que sea
de ayer o de hoy.


1 comentario:

Moderensen