3 de diciembre de 2012

La sucesión, la Casa Peronista y el destino de los dioses


Nota inicial: este post lo vengo escribiendo y reescribiendo desde hace mucho. Me cansé. Lo publico como está y a otra cosa.


La Sucesión


Desde un tiempo a esta parte pululan las críticas descarnadas en blogs peronistas de paladar negro al armado K en esta nueva etapa Cristinista pura en la cual se juega la sucesión. Se percibe de manera explícita un profundo enfado al verticalismo que Cristina impone, o quiere imponer, en todos los niveles de la administración de la PBA con el fin de constituir un armado territorial propio. La crítica hace foco no sólo en una supuesta impericia de la conducción nacional en la construcción de dicho armado territorial, sino también en un supuesto destrato... Al respecto se me ocuren dos digresiones dos:
  • Para los nestoristas no cristinistas, les recuerdo que El decía que tenía que manejar al PJ porque sino lo volteaban. Cristina creo que piensa lo mismo. La diferencia no es sólo qué entendían cada uno por "manejar" sino también que la coyuntura política y económica es otra. Los muchachos lo saben y no son fáciles.
  • Para los peronistas no kirchneristas, les recuerdo que El Gran Conductor hablaba de persuadir en vez de mandar sólo desde Guardia de Hierro. Cuando volvió el espíritu persuasivo le duró lo que un flato en una cesta.
Dicho esto, me sumerjo en la Casa Peronista y el destino de los dioses.


La Casa Peronista


En la constitución no escrita del peronismo, el PJ nacional es el partido de los gobernadores y el PJ de Buenos Aires el de los intendentes [1]. Sin embargo, el peso de la PBA con más del 40% del electorado nacional, le da un importancia superlativa.  El asunto es, entonces, el armado territorial en la PBA. La PBA es, por definición, La Casa Peronista, una buena alegoría de E.Fidanza publicada en La Nación [2].

La Casa Peronista es propiedad, valga la redundancia, de los propietarios. Los propietarios son los militantes de base, el mentado "aparato" del PJ que viven en la planta baja de una propiedad colectiva. Los inquilinos son los dirigentes que pasan a vivir en pisos superiores. ¿Qué dirigentes? Todos los dirigentes. Porque la descripción funciona en todos los niveles. Los que vienen de la militancia se transforman en inquilinos de un piso superior mientras hagan las cosas bien. Si las hacen mal, vuelven a ser propietarios colectivos o se van. No importa. Esta teoría no contempla la posibilidad de que un locatario se transforme en locador de algún piso superior porque eso directamente no existe. Los pisos superiores sólo se alquilan. Sólo se puede ser propietario en la planta baja e inquilino de las estancias superiores. En las plantas superiores, donde es más difícil permanecer, se alojan El Inquilino Provincial y el Nacional.

¿Cómo se llega a propietario? Sólo con militancia de base en el territorio.
¿Cómo se llega a alquilar las estancias superiores? siendo elegido por los propietarios. Estos inquilinos intermedios se comportan como propietarios para elegir inquilinos en el estrato superior pero siempre, en teoría, validando su elección con la base, con los auténticos propietarios.
Hasta aquí, fantástico. La casa peronista parece ser como una casa de Barbies, pero...

La estructura de propietarios de la PBA ha demostrado ser muy eficiente para lograr su propia evolución y subsistencia. Sin embargo tiene una notable deficiencia para elegir a los inquilinos superiores. Tanto al provincial como al nacional.

En esta alegoría de la Casa Peronista, un propietario de la PBA necesita de mucho tiempo para llegar a disputar una locación importante, digamos el inquilinato provincial. En el transcurso de ese tiempo irá acumulando poder y también competidores. Competidores que, a su vez, también irán acumulando poder.

Esa competencia interna pareciera tener resultante nula: poco inquilinos provinciales salieron de los propietarios provinciales. A la Casa Peronista del PBA parece no importarle demasiado la suerte de los inquilinos que salieron de su base. La estructura no tiene el menor prurito en desechar a quienes ella misma determine que no le sirven. Habría que ver si a la estructura le sirve promover uno de sus propietarios a las plantas altas. Quizás la esencia misma de la competencia hace que a la estructura le resulta más conveniente alquilarle una estancia superior a un propietario de otra casa que promover a uno de la propia. Si el inquilino viene de afuera no tendrá, en un principio, cadena de inquilinos que le respondan ni propietarios donde apoyarse siendo, de esta manera y en principio, débil y facilmente reemplazable.

Como ejemplos de inquilinos de remotas e insignificantes estructuras tenemos a Menem y a Kirchner que fueron elegidos locatarios de la casa peronista en desmedro de locadores del PBA. Sin embargo, ambos lograron manejarla y, con ella, lograron sendos mandatos. Notemos que Menem, al no poder sucederse ni elegir a quién lo sucediera, o sea ser el Gran Elector, logró que el inquilino propuesto por la casa peronísta no gane las elecciones [34]. No logró ser el Gran Elector pero sí ser una especie de Gran Impugnador.

Ahora bien, La Casa busca que  el inquilino foráneo venga también de casas peronistas. Menores pero peronistas al fin. El extranjero sabe que los inquilinos de las plantas intermedias con llegada a los propietarios no quieren compartir poder. O sea, no quieren perder el vínculo con los propietarios porque si eso ocurriere ellos mismos volverán a ser propietarios. Entonces estos inquilinos venidos de lejanas tierras intentaran por todos los medios que dispongan de romper la cadena evolutiva de la casa peronista incrustando en todos los niveles tropa propia. Trataran de generar propietarios con escasa o nula militancia territorial e inquilinos en todos los niveles que no son avalados por los propietarios.

Se trata entonces de algo parecido a una invasión a la romana. No con harina y huevo, no. Me refiero a la Pax Romana [5] usada por el imperio que, luego de someter al invadido, proponía convivir en una mezcla de culturas.  Se trataba de una supuesta paz que venía después de una guerra de conquista en la que, como toda guerra, no se ahorraba en crueldad. Los inquilinos foráneos de la Casa Peronista harán esto no por querer apropiarse de ella sino para intentar tener una estructura propia que los soporte en el inquilinato. Notemos que los inquilinos no peronistas, los hubo, se comportaban de manera diferente a un inquilino peronista. El no peronista intenta apropiarse de la casa y remodelarla a su gusto. O sea, trata de ser un propietario pero en la planta alta. El inquilino peronista sabe que eso no es posible por lo tanto intenta tomar la casa y mantener la estructura. El no peronista hace guerra de conquista y exterminio. El peronista hace guerra de conquista y convivencia.

Bien, dicho esto ¿cómo es la ocupación actual de la Casa del PBA?

Por un lado está Scioli, un inquilino provincial peronista foráneo que no venía de casa peronista alguna y que fue incrustado por el inquilino nacional en tiempos turbulentos. En base a dos mandatos consecutivos en la PBA, y ante la imposibilidad de que el inquilino, la inquilina, nacional pueda renovar el contrato de alquiler, está forjando su muy probable salto al piso superior. A mi entender, hoy, no hay ningún otro candidato de la Casa del PBA a la Nación.

Por otro lado está Massa, un candidato a inquilino provincial autóctono y con con buenas proyecciones futuras al inquilinato nacional. Habrá que ver cómo lo ayuda en su gesta la Casa Peronista y los inquilinos de las estancias superiores.

Para completar, hay una infinidad de candidatos para ser incrustados por la conducción nacional. Sus posibilidades se definirán en la elecciones de medio término del año que viene.


El destino de los dioses


Ante la falta de armado territorial de la llamada oposición, el que maneje al peronismo de la PBA será muy probablemente presidente. Si no puede presentarse será un Gran Elector [6] o un Gran Impugnador [34].

Cristina tiene destino de Electora porque su dedo definirá el destino de unos cuantos votos. Habrá que ver si estos votos resultarán finalmente determinantes. Lo que es seguro es que un armado propio en la PBA le dará mayor poder aun para negociar todos los contratos de locación. 

La batalla era(es) entonces, inevitable. El resultado, incierto. Según los muchachos peronistas de paladar negro, será(es) el Ragnarök [8]. El Ragnarök K. La batalla final donde los Jotuns de la planta baja derrotarán a los seres de luz K que viven en el Asgard de la planta alta. Habrá que ver. No creo que sea para tanto. Sólo se definirá si Cristina logrará ser la Gran Electora o la Gran Impugnadora. La opción que se vaya al Calafate a cosechar calafates, si bien es posible, le veo poco probable.

El Helheim está encantador.


[1] El PJ bonaerense dispara el 2013 electoral. I.Zuleta. Ambito Financiero 14 de noviembre de 2012.

[2] La Casa Peronista. E.Fidanza. La Nación. 8 de junio de 2011.

[3] Por ejemplo Bajo el síndrome del candidato natural. Pablo Mendelevich. La Nación. 1 de diciembre de 2002.

[4] Por ejemplo: Duhalde vuelve a chocar con Menem. La Nación. 23 de julio de 1999.

[5] Por ejemplo ¿Qué Pax Romana?

[6] Lula: Yo voy a elegir mi sucesor. Clarín. 8 de septiembre de 2008.

[7] Ragnarök, el destino de los dioses ver, por ejemplo, en Wikipedia


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